9 ago 2010

Sueños Retorcidos - El baúl de los secretos


Disclaimer: La familia Cullen, Denalí & Vulturi pertenece a Stephenie Meyer; el resto es mío.

Summary: Secuela de Encuentro de Ensueño —Los sueños son como la realidad, se retuercen cuando crees tenerlos controlados. La vida de Mary se ha vuelto un embrollo desde que aparecieron los vampiros. Edward/OC




4
El baúl de los secretos
«Desentierra tus secretos y hallarás los de alguien más»


— ¿Qué?
—Tenemos que hacer que terminen, Ness.
—No, no —negaba con la cabeza infinitas veces —no me opondría si no los hubiese visto. Están más enamorados que nunca.
—Vanessa, confía en mí, por favor.
—No lo haré. No esta vez, Mary. Son felices y esa… —omitió el insultarla —se está portando a la altura, hasta está tratando de ser nuestra amiga.
—Tácticas, Ness.
—Esta vez no —dijo con tristeza.
—Bien, tendré que trabajar por mi cuenta y créeme Vanessa que tengo razón y que vas a desear haber sido parte de esto.
—Por una vez me quedaré con las ganas.
Estaba confiando en Edward un 100%, estaba creyendo en que Amanda no era buena, aunque me hubiese dado la impresión de que era así los últimos días —la misma por la que Vanessa no quería ser parte del plan —trabajaría sola. O no exactamente.

—Katherine —siseé mientras ella sacaba las cosas de su casillero.
— ¡Mary! —Exclamó y me abrazó —Tengo como siglos que no hablo contigo.
—Lo sé, estuve un poco perdida.
—Tú siempre te pierdes.
—Sí —sonreí.
—Traes una intención y no me intentes decir que no.
—Sí —dije mordiéndome el labio —, pero es una que te gustará.
—Si se trata de Carlos, ya dejé todo a un lado. No funcionamos, Mary y no lo volveré a intentar.
—Pero…
—Lo siento, Mary —cerró su casillero y me miró con tristeza. Torció el gesto y se fue.
¿Qué se suponía que haría ahora? ¿Tendría Edward razón? Siempre había sido muy intuitiva y esta vez Amanda parecía haber cambiado. Jamás había intentado ser nuestra amiga… a menos de que ése fuera precisamente su plan.
Miré a Amanda tomando agua del bebedero, sujetando su cabello largo, negro y liso a un lado para no mojárselo mientras bebía. Me quedé observándola y noté que su celular sonaba. Caminé con disimulo hacia donde ella se encontraba. Me paré frente a una cartelera fingiendo que me inscribiría en alguna actividad extra.
— ¿Aló? —Me puse alerta en cuanto atendió la llamada —. Sí, maestro. Sigo trabajando en ello —silencio de su lado, parecía que esperara que alguien más tomara el teléfono —. Jane, ¿cómo estás?… No creo que eso la asuste realmente, ella, también tiene una mirada inquietante… te avisaré claro. Adiós.
Me concentré en la cartelera y ella volteó, noté que se había quedado fría al verme tan cerca.
— ¡Mary! —exclamó con entusiasmo y calidez. Agitó la mano y pasó junto a mí mientras yo le dedicaba una sonrisa que esperaba no se notara hipócrita.
Me quedé junto a la cartelera e incluso comencé a buscar un bolígrafo en mi bolso para simular que me anotaba en la hoja del grupo de teatro.
—Toma —dijo una voz cálida y miré un bolígrafo al alcance de mi mano.
—Ah, gracias, Emilio —sonreí.
—Romeo & Julieta —siseó mientras yo tomaba el bolígrafo. Lo apoyé sobre la hoja y lo quité al instante.

—La verdad no tengo tiempo de participar —le entregué el bolígrafo —, toma, muchas gracias —le sonreí y evité mirarlo a esos ojos esmeralda que tantas veces me habían hecho flaquear ante una decisión.
—Es una lástima, me iba a inscribir.
—Adelante —dije dando un paso atrás para que él quedara más cerca de la cartelera.
—No, quería inscribirme porque tú lo harías.
Bajé la cabeza y suspiré. Noté que él torcía el gesto
— ¿En serio lo perdimos? —suspiró.
Sus palabras sobraban porque ya nuestros gestos lo decían. Aunque estaba segura de amar a Edward, uno siempre tendría ese… cariño, agradecimiento, no sabría cómo llamarlo, a quien fue nuestro primer amor.
Asentí con la cabeza ligeramente y la mantuve baja. Al instante sentí sus manos —él siempre sudaba frío y por alguna razón me fascinaba —levantando mi barbilla. Sonrió y me sentí contagiada, aunque mi boca sólo logro un gesto torcido.
— ¿Tan bueno es tu novio?
—No es la Octava Maravilla —mentí —, pero no creo que lo vaya a dejar.
—Supongo que me lo merezco —sonrió sinceramente y luego mordió su labio inferior —. Me pregunto qué fue lo que hice contigo, ¿cómo no me di cuenta que te amaba?
—Porque no lo hacías, Emilio. Tampoco yo te amaba. Era sólo enamoramiento.
— ¿En-amor-miento? —preguntó separando la palabra.
—Eso —dije soltando una risa —. ¿Cuántas veces nos mentimos?
—No lo sé, cada vez que te decía que lo nuestro no funcionaría.
—Y cada vez que intentábamos que funcionara.
—Ay Mery, no cambias —dijo y se acercó a mí envolviéndome en sus brazos. Resultaba maravilloso hallarme ahí, porque siempre extrañaría la calidez de un abrazo. Siempre querría más de lo que tengo, porque siempre encontraría algo en Edward que no encajaba conmigo.
..
—Cuéntame de nuevo tu historia con Emilio y trataré de entender porque esto no es peligroso.
—Vanessa —dije con fuerza —. No es peligroso porque entre nosotros nunca hubo algo.
—Pero siempre estuvieron a punto. Siempre a un paso.
—Ya conoces la historia y sabes que eso no es verdad.
—No, Mary, ese es el punto, que siempre contabas la historia a medias. ¿Le dijiste a Edward que irías al baile?
— ¡NO! Si le digo buscará la forma de venir y no quiero eso, sé que no puede estar aquí.
—Cuéntame todo lo que viviste con Emilio. ¡Ahora!
Suspiré y Vanessa no cambió el rostro como si quisiera acribillarme a preguntas pero prefiriese esperar a que yo hablara.
—Fue todo como un juego. Me pidió que fuera su novia y no quise, luego me arrepentí y él optó por darme celos con cuanta pudo. Fue horrible, Ness, como si hubiese querido hacerme cuadritos. Luego, decidimos darnos un chance sabiendo que no iba a funcionar, porque ya ninguno de los dos estaba interesado en el otro. Sólo queríamos intentar, no dejar pasar el tiempo. Obviamente no funciono y nos vimos obligados a terminar. Hubo besos, abrazos y tomadas de mano, pero nada más y todo significó nada. Para cuando estuvimos juntos ya habíamos perdido todo.
—Ajá, ¿el resto? —me desafió alzando una ceja.
—Es todo.
—Y yo nací ayer…
—Es todo —le aseguré y me hubiese aguantado su cara si yo le hubiese estado mintiendo, pero no lo hacía. Estaba diciendo la maldita verdad porque ya estaba harta de los secretos, y tantos como pudiera los revelaría, porque sentía que se descargaba un peso de una gran mochila que llevaba a cuestas, y los vampiros resultaban lo más pesado que llevaba en ella.

..
—Buenas tardes —musitó la deliciosa voz aterciopelada mientras dejaba mi bolso sobre mi cama. Sus fríos dedos recorrieron mi cuello para luego posar un beso delicado y hacerme suspirar.
—No sabía que estabas aquí —musité sentándome en la cama.
—Quería sorprenderte. Te debo muchas horas, muchos minutos, muchos segundos —decía mientras besaba mi cuello haciéndome respirar por la boca con lentas exhalaciones.
Posé mis manos sobre sus hombros. Una parte de mí demandaba quitarle la camisa y que él hiciera lo mismo conmigo, pero mi lado racional insistía en que eso no funcionaría, en que aunque yo le quitara la camisa él no retiraría la mía y que no iríamos a ningún lado. Mi lado racional insistía también en que no se podía ir a ningún lado y ansiar por la seguridad cuando ya conocía el destino de Bella.
— ¿Bella existe? —pregunté repentinamente mientras sus labios se acercaban a los míos.
Edward se retiró, alzó una ceja. Negó con la cabeza y regresó a mis labios. Suspiré mentalmente y lo siguiente que sentí fue únicamente sorpresa. Me recostó en la cama y él lo hizo sobre mí besando mis labios cada vez con más pasión, fuerza. Yo, mordía sus delicados labios hechos de seda mientras él tomaba mi lengua con la suya haciéndonos uno solo sin necesidad de serlo.
Mis manos retiraron su camisa y él comenzó a disminuir el nivel de los besos, se separó de mí y realmente no me dio tiempo de extrañarlo. Cerró la puerta de mi habitación y regresó a mí.
Pensé en verdad que todo era perfecto, pensé que me empezaba a gustar más mi Edward, el que conocía que el de los libros, eso creía. Sentí su roce gélido acariciar mi brazo y abrí los ojos para enfrentarme a la realidad.
—No te quería despertar —masculló abrazándome, parecías estar soñando algo que te gustaba.
— ¿Cómo? —pregunté confundida.
Se mordió el labio inferior y luego me dedicó una sonrisa torcida.
—Estabas gimiendo mi nombre.
— ¿Gimiendo? —pregunté sorprendida —. ¿Muy alto?
—No, casi en un susurro, pero lo hacías.
—Espera…maldita sea, ¿fue un sueño?
Asintió levemente y me apretó a su cuerpo.
—Duerme tranquila —cerré los ojos y me dejé viajar al mar de los sueños en sus brazos. El calor era horrible cuando no me mantenía cerca de él, aunque existía la posibilidad de que él me causara más… como en el sueño. Comencé a irme hacia mis sueños cuando juré que susurraba: — Algunos sueños se hacen realidad y clavaba un beso en mis labios cerrados.





Hola lectores :) acá dejando otro capitulo de "Sueños Retorcidos" en nombre de Robin que debe estar pasandolo genial :)
sean monas y dejenle comentarios, ya que ella se preocupó de no dejarlas sin capitulos en su ausencia ;)
besitos byeeee ;**
nadiAlejandra*

2 comentarios:

  1. Hii!! Robin me encanta tu historia esta super buena!!! quiero seguir leyendo mas!!! q pena q Mary solo estuvo soñanado!!! los amo!!!

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  2. mmmmmmmmmmmmm....q capitulo por dioss..!! jajaja yo crei que este edward seria diferente al de la historia originall, crei q no tendria miedo de estar con mary....y era tan real...hasta q despertoo..!! jajaja

    espero el proximo capitulo..
    tmb deseo q robin la este pasando de maravillas..!!!
    besos enormews..!!!

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Robin Wolfe