4 nov 2009

Isabella decide amar. 5."Quien dijo amigos dijo amor...y tenía razón"

Ida by Melissa


Disclaimer: Todos los personajes, escenarios y nombres pertenecen a Stephenie Meyer. Título adaptado de Veronika decide morir.

Summary: Bella y Edward se comprometen en matrimonio. El deseo y el interés son sus verdaderas razones, pero Jacob Black le probará a Bella lo que es amar. Jacob/Bella/Edward. Todos Humanos.

N/A: de ahora en adelante la historia será narrada en tercera persona espero que no haya confusiones. Es que quedaban muchas cosas sin decir ^^

HEY:Eh..eh un poco de songfic en este capi.. la canción es Quien dijo amigos de RKM y Ken-Y y Ana Isabelle ;D so... lo que está en negritas no es mío.

Gracias a Melissa (: por la imagen ^^





Capítulo 5. Quien dijo amigos, dijo amor… y tenía razón.

-Será que me vas a dar palomitas –dijo Bella subiendo una ceja. Orgullosa porque acababa de aprender el gesto.

-No, las niñas no pueden comer palomitas –dijo Jacob sacándole la lengua.

-Las niñas bonitas sí pueden –musitó ella.

-¿Y quién te dijo que tú eras una niña bonita? –ironizó él.

Bella lo miró como si le hubiese lanzado un balde de agua fría.

-Te odio –dijo y salió corriendo de la casa hacia la playa; Jacob la escuchó llorar y sintió un escalofrío recorriéndole el cuerpo. Había hecho llorar a Bella… a esa hermosa Bella. A esa niña de ocho años.

Pasarás por casa

Sin llamar sin avisar.

No somos nada en especial.

-Jake… ¿Qué haces? –preguntó Bella en un susurro tratando de ahogar un grito, mientras la cabeza de Jacob se asomaba por su ventana.

-¿Qué no ves? Entro a tu cuarto, tonta.

Reiremos juntos y me contarás mil cosas que prefiero no escuchar.

-¿Por qué no fuiste a La Push? –dijo sentándose en el borde de su cama y notando cómo rápidamente se secaba las lágrimas.

-No fue un buen día, Jake.

-Bella…

-No quiero hablar de eso -lo miró una vez más y se lanzó a sus brazos, llorando como niña pequeña –Es que Edward…–las palabras salían cortadas por su llanto –él no… él no… ah Jake… -no eran necesarias más palabras. Sólo el dolor interno de los dos temiendo mostrarse completo.

Y aquí estoy otra vez aguantándome un beso,

Y aquí estás y no puedo callar.

Jacob la acunó en su pecho. Bella lo abrazo durante un momento y luego se soltó para acostarse en su cama, le hizo un gesto a Jacob para que se acostara a su lado, él se recostó y tomó su mano con delicadeza. Bella lo miró y se recostó sobre su pecho, lloró como si alguien hubiese muerto. Jacob sólo la contempló y acarició su cabello. Contemplaba las lágrimas cayendo en sus labios y cómo las saboreaba, queriéndose acercar y secar todo su dolor con un beso. Porque tampoco había sido un buen día para él, porque Leah había estado con Sam toda la noche, y él se lo merecía pero no quería aceptarlo. Porque no la amaba, pero sí le dolía.

El rugido de la moto ahogaba el sonido del llanto de Jacob. Se consideraba poco hombre por llorar como un idiota, pensando en la mujer que amaba, en todo lo que había vivido junto a ella, en cómo la había perdido sin nunca tenerla; porque era la única mujer que alguna vez amaría. Porque el primer amor nunca se olvida, y menos si esa mujer luce más hermosa cada día y te mira y se sonroja. Y usa zapatos bajos, y usa altos y sigue sin llegarte a la nuca. Y te abraza y sientes que lo hace en verdad, porque no se cohíbe junto a ti, porque eres su mejor amigo, el único que ha tenido. Porque la ves de la mano del imbécil de su novio, de su prometido, y te preguntas por qué no eres tú quien le ha dado el maldito anillo.

Jacob bufó y aceleró la moto, tenía que decirle a Bella todo lo que sentía, el tiempo estaba corriendo en su contra.

Quien dijo amigos dijo amor, que quede claro.

Si ya ha perdido la inocencia de jugar.

Será mejor aceptarlo,

Hay un paso más allá y para darlo, qué tal si no te vas.

-Bueno, Rebecca y Seth son hermanos –dijo Rachel parada sobre una caja vacía del televisor que acababa de comprar Sue. –Y Leah va a ser la sirvienta –dijo entre risas. Leah la miró con furia y se dio media vuelta. Rachel siempre le daba ese lugar.

-¡No voy a jugar –gritó ya a lo lejos.

-Bueno, yo seré la sirvienta! –dijo encogiéndose de hombros.

-¿Y nosotros qué? –preguntó Jake a su hermana.

Rachel lo miró por un segundo e hizo una mueca con el rostro.

-¿Qué no es lógico? Tú y Bella serán los esposos. Los papás de Seth y Becca.

-Ah…bueno… -masculló Jake mientras Bella se sonrojaba, se moría de pena porque siempre los colocaban como la pareja.

Jacob se levantó y se sacudió la arena de la parte de atrás del pantalón. Le tendió la mano a su “esposa” y ella la tomó apenada.

-Entonces ustedes están ahí haciendo no sé –dijo otra vez Rachel encogiéndose de hombros –cosas de papá y mamá y yo estoy cuidando a los niños… ¿no?

-¡¡¡Sí!!! Ya todos sabemos –gritó Rebecca a su hermana gemela.

Los juegos que se inventaba Rachel siempre eran iguales. Jacob y Bella como los esposos y ella cuidando a los bebés. O era la nana, o era la sirvienta. Dependía del humor del día de Leah. Ese día Rachel y Rebecca cumplían nueve años, Bella tenía ocho y Jacob siete. Y ya en ese momento, ocultaban que se amaban.

Cosas de papá y mamá. Ojalá fuera tan sencillo. Pensó Bella mientras se removía en su cama. No había podido dormir, cada vez que cerraba los ojos venía a su mente un recuerdo de ella y Jacob. Y luego, su dedo anular comenzaba a pesar y el dolor de su corazón incrementaba. Todo le parecía tan confuso, sentía que estaba tirando su juventud por la borda. Y lo estaba haciendo, había decidido atarse de por vida a un hombre… a un hombre que era el que ocupaba sus pensamientos.

Quien dijo amigos…

Jacob suspiró y tomó un mechón del cabello de Bella que ondeaba al viento, lo colocó por detrás de su oreja y le dedicó una sonrisa que ella supo corresponder.

Bella soltó un largo suspiro, mientras su corazón latía lleno de miedo. Jacob no se quedaba atrás: su corazón parecía una bomba de tiempo, pero mantenía la cara serena, tratando de parecer fuerte y maduro.

-No tenemos que hacerlo –masculló él con voz grave.

-Si no quieres…

-No, pensé que tú no querías –la interrumpió. Ella negó con la cabeza y acortó un poco más la distancia entre los dos. Los labios de Jacob temblaban, y las piernas de Bella amenazaban con dejarla caer. Hacía mucho frío esa noche, pero eran los nervios los que los tenían así.

Se inclinó un poco, ya que en ese entonces no era tan alto. Sus labios se rozaron sólo un poco. Apenas los entreabrieron y ambos se apartaron asustados. Bella abrió los ojos como platos y se tornó del color de un tomate, Jacob bajó la mirada y comenzó a sonarse los dedos de las manos, tratando de calmar sus nervios. Su primer beso. A los catorce y trece años. Habían acordado que así nos protegerían, así sabrían que su primer beso valdría la pena, que sería perfecto…

Se me va la vida, cuando sufras me pregunto para qué tu soledad.

Mira bien ahora, yo soy la que mientras lloras te comprende de verdad.

-Feliz día San Valentín –dijo Bella a espaldas de Jacob sorprendiéndolo en la playa. Era su tradición que ese día celebraban su amistad, ya que era el amor más preciado que tenían y así aseguraban que nunca estarían solos ese día.

-Gracias –masculló sin volverse a mirarla.

-Jacob Black –dijo molesta.

-No tengo ganas de celebrar –dijo con voz cortada y caminando lejos de ella.

-Ah no –dijo Bella corriendo para alcanzarlo. Lo logro con esfuerzo. Se colocó frente de él y se sorprendió de verlo llorar. –Jake… ¿qué pasó?-preguntó preocupada.

-Pasó que… Claire no quiere ser mi novia.

-¿Qué está loca?

-Algo así… pero por Quil. –pateó la arena y se secó las lágrimas con el dorso de la mano. Él tenía quince años, y le encantaba Claire, siempre había querido que fuera su novia, y cuando por fin se atrevió a preguntarle ella lo rechazó. Dos semanas después, Leah terminó con Sam, y algo comenzó a vibrar entre los dos.

--

-¿En serio vas a salir con Leah?-le preguntó Bella mientras lo veía colocarse colonia.

-No lo sé… dicen que dos corazones rotos hacen uno completo. Es matemática simple –dijo encogiéndose de hombros y atándose las trenzas de los zapatos. Estaba tan bien vestido ese día que a Bella la estaban comiendo los celos.

Y aquí estoy

¿No lo ves?

Aferrado a este sueño

Frente a ti, esperando una señal.

Jacob Black. ¿Por qué hemos sido tan estúpidos? Pensó Bella de nuevo. ¿Cuántas veces se habían sanado las heridas mutuamente con palabras de consuelo y abrazos envolventes? ¿Cuántas veces habían deseado no tener que escuchar los lamentos del otro sino ser quien besara sus labios?

Quisiera besarte y el miedo lo impide

Quiero ser el hombre que siempre te cuide.

Esperando el momento, a ver quién decide,

En ese día en que en mí tú te fijes

¿Cómo explicar lo que me pasa contigo?

De sólo hablarme tú me haces sentir vivo.

Yo te prometo que siempre te amaré,

Aunque por el momento sólo seamos amigos.

-¿Qué te pasó? –preguntó Jacob mientras Bella lanzaba los cuadernos sobre su cama. Llevaba un yeso en todo el brazo e iba bufando malas palabras.

-¿Qué me pasó? ¿Qué te pasó a ti? ¿Qué haces aquí? –dijo molesta. Jacob sintió un gran dolor, había estado esperándola en su casa para llevarla al cine. Sabía que ese día ella tenía clase de deportes y que necesitaba ánimos.

-Lo siento… yo… sólo –masculló las palabras con dificultad.

Jacob se levantó del mueble ubicado en la esquina de la habitación de Bella, no estaría en donde no fuese bien recibido. Bella se sentó en su cama y se quedó paralizada al verlo pararse. Primero, porque lucía sumamente hermoso, y segundo porque le había hablado mal.

-Jake… ah, lo siento tanto. No es tu culpa. –se acercó y lo abrazó con el brazo bueno. –es que me caí en la clase de deportes y ah… fue tan humillante.

-¿Necesitas algo? –preguntó con timidez.

-Hmmm, un beso –dijo con una media sonrisa sentándose en su cama.

-No, ya en serio Bella. –“no me tientes” pensó Jacob.

-Un beso –repitió seria. Levantó el yeso hacia los labios de Jacob, mirándolo con ojitos de corderito y una picardía disimulada.

-De acuerdo –dijo él encogiéndome de hombros. Acercó sus labios al yeso e hizo un sonido exagerado de beso. Bella se echó a reír y oírla, bastó para él.

-Ahora tienes que firmarlo.

-Estás pidiendo demasiado.

Se levantó y fue a su escritorio a buscar un marcador. Se lo metió en la boca, le dio vuelta con la mano buena y escupió la tapa en algún lugar.

-Adelante –dijo sentándose en la cama y entregándole el marcador. Jacob se sentó a su lado y apoyó el marcador sobre el yeso. Escribió:

«Mejórate pronto. Te quiere. Tu amigo, Jake»

-Podías haber omitido lo de “amigo” –dijo Bella con seriedad.

-¿Y eso por qué?

-Así podía fingir en la escuela que salía con un chico.

Jacob volvió a apoyar el marcador y colocó antes de la palabra amigo un símbolo de más.

-¿Tú más amigo?

-Más que amigo –dijo riéndose –tienes que interpretar.

-Bueno, no suena mal.

Quien dijo amigos, dijo amor… y tenía razón. Pensó Jacob mientras aceleraba un poco más. Ya estaba cerca de la casa de los Swan. Por nada del mundo dejaría que Bella se casara y si lo hacía sería después de haberle dicho todo lo que él sentía por ella.

Frenó la moto a unos cuantos metros, para que el ruido del motor no fuese a alertar a Charlie. Comenzó a caminar hacia la casa, rogando que Bella tuviera la ventana abierta. Estaba oscuro, había un cuarto creciente de luna que vagamente iluminaba las sombras.

Forzó la vista para ver si la ventana estaba abierta. Le pareció que sí y colocó un pie en la escalera que Charlie había aprobado para Edward. Aunque claro está, también la usaba Jacob.

-Te voy a matar –dijo una voz a su espalda, apretando los dientes. Jacob sintió la cacha fría en la nuca y un escalofrío recorrerle el cuerpo completo. Que sea Charlie y no Edward. Que sea Charlie y no Edward.

Tragó en seco deseando que no fuera la última vez que lo hiciera. Dio media vuelta tratando de mantener el rostro sereno.

-Ah… eres tú Jacob –Jacob soltó todo el aire que había acumulado. Se relajó aún más al ver que Charlie bajaba el rifle. –no está cargado de todas formas –dijo en una media sonrisa.

-Es bueno saberlo –respondió él sonriendo.

-Ven, pasa por la puerta. Esa escalera es para yo no tener que verle la cara a ese maldito.

Jacob se quedó paralizado al escuchar a Charlie así. Caminaron hasta el umbral. Charlie pasó primero y Jacob lo siguió. Charlie guardó el arma e invitó a Jacob con un gesto hacia la sala.

-¿Qué haces despierto? –preguntó Jacob en tono de amigo.

-¿No debería ser yo el que hiciera las preguntas? –Soltó una risa corta y continuó –no podía dormir. Bueno, de hecho siempre duermo aquí en la sala, pero no le digas a Bella –añadió en tono más bajo–pero hoy no podía. –hizo una pausa escudriñando la sala –Y bien… ¿qué haces aquí?

-Bueno… es una larga historia, me supongo.

-Tengo tiempo –dijo sonriendo.

Jacob sabía que la cosa con Charlie es que era mejor ser sincero, y que más que nunca debía serlo, le convenía. Porque él no podía ofrecerle un diamante a Bella como podía hacerlo Edward, pero podía ofrecerle amor, cosa que Edward no podía.

-No voy a dejar que Bella se case –Charlie lo miró con más interés y sonrió haciendo todas las arrugas en su rostro notarse –al menos no con el Cullen ése.

-¿Y cuál es tu plan?

-Ése es el problema –masculló Jacob.

-No necesitas uno –dijo Charlie pensativo. –tienes una serie de puntos a tu favor.

Jacob sonrió internamente.

Bella trataba de agudizar el oído escondida en las escaleras, le costaba trabajo pero sentía una necesidad de oír lo que hablaban. ¿Qué hacía Jacob en su casa a esta hora? ¿Qué hacían Jacob y Charlie hablando? ¿Y qué hacían despiertos? Eran tantas preguntas que tuvo que quitarlas de su cabeza para poderse concentrar en la conversación del piso de abajo.

-Dime algo Jacob… ¿qué estás dispuesto a hacer?

-Lo que sea.

-¿Por qué? –inquirió Charlie en tono amigable, no en el tono de interrogatorio policial que usaba con Edward.

-Porque la amo –dijo Jacob seguro.

El corazón de Bella se heló, ¿qué Jacob qué?

-Eso es mucho decir –susurró Charlie.

-Es lo que siento. No la puedo perder tantas veces en la vida –dijo sin titubear. A Bella le comenzó a doler la cabeza, o más bien se le agudizó el dolor de no haber dormido en toda la noche. Había estado pensando en cuanto amaba a Jacob, y aquí estaba él, hablando sobre amor… sobre amor a otra. Le dolía el corazón de imaginarse qué tácticas usaría Jacob para conquistarla y reconquistarla. Lo clásico, siempre vivían en un juego de amor y desamor imposible de entender. Y jamás le había parecido que él tuviera real interés en lograr algo serio con ella.

¿Y por qué le dolía tanto? Porque era una estúpida, una enferma. Miró el anillo brillante en su dedo y lo comenzó a sacar. ¡Rayos! Lo tenía atorado.

Había celado a Edward un par de veces. Por culpa de Tanya, la mujer perfecta que lo visitaba de vez en cuando. La mujer perfecta que… ¡estudiaba enfermería! Enfermera, médico… vendedora de tienda de deportes. Se quedó en blanco durante un minuto. No recordaba a quién estaba celando, hasta que escuchó la seductora voz proveniente del piso de abajo y las mariposas en su estómago cobraron vida.

A Jacob Black… lo celaba a él, porque era el que tenía miedo de perder.

-Sé que ella no lo ama a él. Pero no sé qué es lo que siente por mí

Bella se sintió más confundida… ¿Estaría Jacob hablando de Claire? ¿Tendría intenciones de arrebatarle la novia a su mejor amigo?

-Yo estoy casi seguro de que te ama a ti, Jake. Lo he visto en sus ojos –Bella se quedó fría. ¿Cómo Charlie sabía eso? Claire amaba a Jake. ¿Y Quil? Por Dios, esto era una red de engaños.

-Pero se va a casar con él –masculló triste.

¿Casarse? ¿Quil y Claire se iban a casar? Bella no sabía sobre eso, ¿por qué nadie le había dicho nada?

Pensaba en eso mientras seguía intentando quitarse el anillo. Odiaba ese anillo, odiaba que significara que se iba a casar…

Me voy a casar.

Tuvo que repetírselo para entender…

Me voy a casar.

-Bella no sabe lo qué quiere, Charlie. Se casa para irse de aquí, y la entiendo. Mírate nada más –dijo Jacob señalando las almohadas colocadas en el mueble –Pero ¿es la solución? Está tomando una decisión que la va a maldecir de por vida. No es bueno casarse sin amor.

Bella no sabe lo que quiere…

…me voy a casar.

…Jacob me ama.

No había notado que seguía luchando con el anillo y que ya lo había aflojado. Estaba sumida en sus pensamientos, su corazón latía como nunca lo había hecho

…Jacob me ama.

El anillo salió volando del dedo de Bella aterrizando en la sala. Jacob se volteó al escuchar un ligero repiqueteo sobre el suelo. Se hizo el que no le prestó atención pero se levantó excusándose de que ya era tarde. Charlie lo acompañó a la sala, y Jacob sonrió para sus adentros al ver el diamante brillando en el suelo. Apenas miró hacia arriba y alcanzó a ver el pie de Bella. Le dio un abrazo a Charlie y las gracias. Charlie le dijo que todo saldría bien, que aunque nunca había sido muy intuitivo, los conocía demasiado bien a los dos. Jacob se fue con una sonrisa enorme. Tal vez no había hablado con Bella, pero ella sí había escuchado una parte de lo que le tenía que decir. Ahora debía dormir, descansar y prepararse para conquistar ese corazón que por correspondencia era suyo.

Será mejor aceptarlo

Hay un paso más allá y para darlo

Qué tal si no te vas



Bueno chicas, aquí estuvo el capi 5 ^^ espero que les haya gustado con ese detalle del songfic... y todos esos recuerdos, qué les pareció lo del primer beso? ^^ bueno, dejen coments

xoxo

Robin Wolfe

5 comentarios:

  1. waaaaaaaaaaaaaaa
    jajjaja lo estube esperando y porfin lo lei

    jajaj me encanta

    dios lo amo y jacob y bellla
    waaaaaaaa

    pero u favor no dejes a edward sufriendo, lo amo demaciado

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  2. me encanta
    es perfecto
    amo esta historia
    y a ti por escribirla
    tan bien


    sigue asi

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  3. Si mi Robin llegó la hora de ver todo tú esplendor. Belleza, pasión y amor es la combinación perfecta que define tú imaginación. Besotes

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  4. hola de verdad esta muy interesante tu fic, es que soy team jacob, me tienes pegando gritos y gracias, gracias, gracias, porq no se acosto con leha, espero con ansias el siguiente cap. vampirville.

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  5. yo prefieroo ke sea novio de jacob ¡ke lo sea!ke lo sea! ojalaa T_T AMO A JACOB Y BELLA

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Robin Wolfe