27 nov 2009

Isabella decide amar. 8 "Mi dama de honor"

Disclaimer: Todos los personajes, escenarios y nombres pertenecen a Stephenie Meyer. Título adaptado de Veronika decide morir.
Summary: Bella y Edward se comprometen en matrimonio. El deseo y el interés son sus verdaderas razones, pero Jacob Black le probará a Bella lo que es amar. Jacob/Bella/Edward. Todos Humanos.


Capítulo 8. Mi dama de honor
Faltaban tres días para la boda y el ambiente parecía haber cambiado significativamente en Forks.
Charlie abría la puerta de la habitación de Bella cada mañana antes de irse en la patrulla para verificar que ella seguía ahí y que Edward no estaba de visita. Recogía sus cosas de la sala para seguir fingiendo que dormía junto a Renée y al llegar al trabajo se dedicaba a llamar a viejos amigos que lo ayudaran en asuntos del divorcio.
Renée por su parte, comenzaba a sospechar de las intenciones de su futuro ex esposo. La intuición de las Swan era por naturaleza buena y como tal, Renée comenzó a preocuparse por no quemar la cena y le ofreció a Charlie espacio junto a ella en la cama. Pero ya él tenía una decisión tomada y no daría vuelta atrás.
Esme se encargaba de los detalles faltantes de la boda, aquellos que Alice no tenía tiempo de ocuparse. Buscaba a Bella todos los días al trabajo y la llevaba a revisar centros de mesa, manteles y aderezos para los tentempiés. Bella no estaba muy a gusto, probablemente porque el tiempo que pasaba con Esme, ella lo tenía planificado para un viejo amigo.
Carlisle se hallaba distante de los arreglos para la celebración. Trabajaba horas extra en el hospital, sintiendo que el evento no tenía peso para ocupar su tiempo, sino que más bien le haría perder dinero y horas parado frente a un presbítero, porque sospechaba que aquel matrimonio no acabaría en nada bueno.
Tanya dormía en el cuarto de Alice y se quedaba las noches en vela hablando con ella, esperando que ésta le diera algún indicio de que la había invitado con intenciones de suspender el casamiento; pero Alice no le daba ni una pista y Tanya comenzaba a sospechar que su amiga la había invitado para verla sufrir. Desconocía la razón, pero no le quedaban ganas de pensar algo mejor.
Jacob pasaba el día entero haciéndole arreglos a una Harley que había encontrado descompuesta en la carretera. Llamaba a Bella en las noches y Charlie le decía con pesar que ya estaba dormida. Jacob se imaginaba que los preparativos la tenían agotada y ni siquiera pensaba en ir a visitarla.
Rosalie había abandonado sus planes de sabotaje, se dedicó a estudiar para sus exámenes parciales y agradecer que fuera capaz de amar a Emmet y decírselo sin miedos. Seguía en desacuerdo con la boda pero no tenía fuerzas para luchar por una causa que no era suya. Había dado sus advertencias y opiniones, si nadie la quería escuchar, no se iba a poner a gritar. Tenía la firme convicción de que el que quiere oír escucha hasta los susurros del viento y el que no, usa tapones.
Edward pasaba todo el día en la Universidad, bajo la amenaza de Alice de que no podía llegar a la casa sin avisar por si acaso Bella estaba usando el vestido de novia, lo cual le ahorró el tener que inventarse excusas para mantenerse lejos de la tentación de Tanya.
Pasaba los días en Seattle, finalizando los detalles de la luna de miel, la cual constaría sólo de un fin de semana en vista de que él seguía estudiando. Entraba ocasionalmente al que pronto sería su apartamento y se quedaba en el balcón observando los autos pasar preguntándose con pesar por qué demonios se iba a casar.
Bella se levantaba temprano y desayunaba huevos con tocino, con la esperanza oculta de que engordara y el vestido ya no le entrara; pero tenía rápido metabolismo y ese truco no parecía funcionar.
Marcaba con agilidad el número de Jacob, para escuchar la voz de Billy repitiendo “está durmiendo” sin saber que en las noches Charlie le decía lo mismo a su amigo. Sólo entonces llamaba a su futuro esposo para desearle un feliz día y que él hiciera lo propio.
Arrancaba con su pickup hacia la tienda de deportes Newton, donde trabajaba hasta las cinco de la tarde, cuando Esme llegaba a frustrarle sus planes.
Llegaba a la casa siempre alrededor de las diez, agotada hasta las canas que no tenía. Recalentaba la comida hecha con esfuerzo por Renée, se duchaba y nada más acostarse en su cama ya estaba soñando.
Faltaban tres días para la boda y Bella despertó de un mal sueño. Se duchó y se colocó el suéter de la nube sonriente. No desayunó y partió hacia el trabajo con las manos temblándole contra el volante. No estaba segura de poder manejar. Llegó a la tienda de los Newton y se dispuso a trabajar, tratando de no pensar en nada que con su sueño pudiera relacionar.
-Buenos días –dijo una voz gruesa tras el sonido de las campanillas de la puerta.
-Buenos días –respondió Bella limpiando el vidrio del mostrador – ¿en qué le puedo ayudar? –levantó la vista y se quedó petrificada.
Jacob sonrió.
-¿Estás bien? –preguntó preocupado.
-Sí, ¿por qué?
-El suéter –dijo él como si fuera obvio señalándole el pecho.
-Ah, no encontré otra cosa –mintió.
-Ajá… ¿hasta qué hora trabajas?
-Todo el día.
-Bella trabaja hasta las cinco –respondió Mike a lo lejos, que odiaba más a Edward que a Jacob.
-Dijiste todo el día.
-Debo ir a ver algo de la música para el sábado.
-Soy tu dama de honor –le recordó –llévame.
-Pero es que voy con Esme.
-¿Por qué no te tomas el día, Bella? Creo que tu dama de honor merece saber los detalles de la boda.
-No puedo, Mike. Yo… no puedo pagarte este día después.
-Tienes un mes sin tomar un día libre. Podrías tomarte estos tres días si quisieras.
Jacob enarcó las cejas y le envío una sonrisa de agradecimiento a Newton.
-Tu jefe ha hablado –dijo Jacob encogiéndose de hombros. –Además… necesitas relajarte –dijo de nuevo señalando el suéter.
Bella cedió con facilidad y se fue junto a Jacob en el Rabbit. Bella llamó a Esme para obtener la dirección del lugar y se fueron rumbo a Port Angels.
Una vez ahí, decidieron primero comer un helado.
-Entonces, ¿qué soñaste?, ¿Qué te casabas con Edward? –dijo Jacob irónicamente robándole a Bella de su helado.
-No, soñé que tú eras un idiota… Ah no, espera, esa es la realidad –dijo Bella sacándole la lengua y golpeándole con la cucharilla en los dedos para alejarlo de su helado.
-Me haces cosquillas, Bella. Ah, me estás pegando, lo siento, no lo había notado –respondió él con el mismo tono.
-Tonto.
-Hermosa.
-Patán.
-Inteligente.
-Imbécil.
-Perfecta.
Bella se metió una bocanada grande de helado que le enfrío el cerebro, pero qué más podía hacer, se había quedado sin palabras. Porque no conocía insultos que lo describieran a él. Por su mente sólo cruzaban palabras como: lindo, amigable, perfecto, cariñoso, risueño, cálido… y muchas más que hasta le daba pena pensar.
-¿Qué has hecho estos días? –preguntó Bella.
-Estoy trabajando en un proyecto. Creo que te gustará.
-¿Otro auto?
-Algo mejor –Bella se quedó esperando que diera más detalles, pero como no lo hizo, tampoco se atrevió a preguntar.
Jacob terminó su helado y se puso a jugar con la cucharilla sobre la mesa, sonriéndole a Bella de esa forma que a ella la hacía suspirar en silencio y que las mariposas en su estómago comenzaran a volar.
-¿Qué música elegirás?
-Por mí ninguna. Música significa baile, baile significa pasar vergüenza.
-Debe haber una canción lenta, algo para que bailes con tu dama de honor –dijo Jacob de nuevo sonriéndole, haciendo que Bella se sonrojara inevitablemente.
-El otro día –Bella comió otro poco de helado –me dijiste algo sobre Leah y yo no te presté suficiente atención.
-Ah, eso –dijo Jacob rodando los ojos.
-Sí, eso –dijo Bella sonriendo –cuéntame todo.
-Bien –Jacob se encogió de hombros –estaba durmiendo y alguien tocó la puerta, sabía que me tenía que parar porque Billy andaba fuera, así que…-Bella hizo un gesto raro con los ojos –ah, ¿no querías tantos detalles?
-Cuéntamelo como me lo quieras contar –dijo ella mordiéndose los labios.
-Bien. Leah llegó, me dijo “estoy harta de ti”, le dije “eso ya lo sabía” y ella se dio media vuelta, me mostró su dedo del medio –dijo él rodando los ojos haciendo ver que aquello era muy infantil –y gritó “no me vuelvas a buscar nunca en tu vida”. Y sabía que cuando decía eso, se refería a lo contrario exactamente.
-Entonces la buscaste.
Jacob enarcó las cejas.
-¿Por qué crees que le daría el gusto?
Bella no respondió.
-De cualquier manera, al día siguiente fui a casa de los Clearwater, tenía unos asuntos que hacer con Seth: gran error. Toqué la puerta y nadie me abrió. Escuché que me siseaban y cuando me volví, Seth me haló por los pies y caí a su lado en el piso, nos escondimos entre los matorrales y bueno…
-¿Qué? –dijo Bella curiosa.
-La puerta se abrió y no precisamente era Sue la del otro lado.
-¿Leah? –dijo Bella como si eso no fuera una sorpresa
-¡Sam!, ¡era Sam! Y sólo llevaba sus bóxers, miró a cada lado y los brazos de Leah lo metieron de regreso a la casa. Me quedé con la boca abierta y Seth tuvo que ayudarme a reaccionar. No era que no me lo esperara o que incluso no supiera que eso había pasado antes, era el hecho de verlo con mis propios ojos, fue… no lo sé.
Bella se sintió nauseabunda de repente. Jacob había sufrido tantas veces. Por Claire, por Leah y ahora por ella. Se sentía terrible además porque parecía que su amigo estaba destinado a vivir lo mismo siempre.
Bella de pronto recordó cuando él había llegado terriblemente herido por haber encontrado a Claire y a Quil en una situación bastante comprometedora en el auto que él mismo le había reparado a su amigo; luego la había visto a ella misma sin camisa siendo besada por Edward y ahora a Leah. ¿Es que Jacob no tenía derecho a amar y ser amado?
Parecía que no.
-Pero eso no importa ya –dijo Jacob encogiéndose de hombros –. Sabes que en realidad nunca quise a Leah, supongo que de cualquier manera no es algo que pagaría por ver, pero no me duele demasiado.
-Claro –fue todo lo que Bella pudo contestar.
Se levantó de la mesa dejando medio helado en la tinita. Jacob no le prestó atención y fue junto a ella hasta el auto.
Jacob le abrió la puerta como todo un caballero. Una vez los dos adentro, Jacob encendió la radio y el motor.
-¿Hacia dónde vamos?
-A Forks. No tengo ánimos de elegir canciones.
-Oh vamos, Bells. Tienes que hacerlo.
-Primero debería querer.
Jacob se quedó callado, porque esas eran las palabras que él había usado para decirle que no debía casarse. Condujo de regreso a Forks, mas no llevo a Bella a su casa sino a La Push.
-Quiero ir a mi casa, Jake.
-No seas aburrida.
La tomó de la mano y la llevó a caminar por la arena.
-Siempre solíamos hacer esto.
-Todos los días.
-Solíamos ser felices –dijo Jacob con pesar.
-Todos los días –completó Bella –. Supongo que mientras creces todo se complica. Todo era sencillo cuando podía darte un beso inocente porque éramos el papá y la mamá de Rebecca y Seth.
-Era sencillo cuando podía tomar tu mano –acercó su mano al brazo de Bella y fue acariciándola hasta rozar sus dedos y estrecharlos –y no temer que tu novio me matara.
-Solía ser sencillo decirte que te amaba y no temer que por eso nuestra amistad se fuera a acabar.
-Solía ser sencillo cuando sólo éramos tú y yo –suspiró Jacob.
-A veces quisiera volver el tiempo atrás.
“Y ser lo que solíamos ser” pensó Bella; “ser amigos y amantes a la vez sin que eso fuera un problema. Poder besarte porque sentía ganas de hacerlo y abrazarte tocando tus pectorales, dejando que tu mano acariciara mi trasero o que jugara con mi camisa hasta sacarla de mi cuerpo. Solía ser tan sencillo cuando para eso no teníamos tabú… solía ser simple, hasta que sentí que yo no era la única para ti; hasta que me di cuenta que con Leah llegabas más lejos… a partir de entonces, mi mundo cambió”
Bella apoyó la cabeza sobre el pecho de Jacob y él acarició su cabello y la besó sobre ellos.
-Quisiera saber por qué todo cambió… -dijo Jacob sin entender qué había pasado entre los dos.
-Yo sólo quisiera que no hubiese tenido que cambiar.
-No tuvo que ser así –dijo Jacob jugando con el anillo que ocupaba uno de los dedos de Bella. Queriendo destruirlo. Había llegado a pensar que convencería a Bella a base de amor y que ese diamante que le adornaba no significaría nada para ella, pero las cosas no parecían así.
-Te amo, Jake –fue todo lo que pudo decir antes de que su voz se rompiera en llanto y se enterrara en el pecho de él.
Se veía a sí misma, casada, cargando los hijos que seguramente Edward ansiaba, y en ellos no veía nada que amara; como tampoco lo veía en ese hombre de cabellos broncíneos. Le resultaba tan trágico pensar en un futuro con Edward y tan placentero pensar en un simple minuto con Jacob, con quien quería compartir cada segundo de su vida.
Le importaba poco si el mundo se acababa si ella podía pasar ese último minuto con Jacob Black.



Hola chicas, como les dije estuve full ocupada, y terminé fue este y no el de Cuarto Creciente ;D
Tal vez para cuando lean esto ya sea sábado 28/11 (mi cumpleaños xD) o tal vez no... en mi país falta una hora y media para que llegue a mis seventeen forever (que espero no sean forever xq ansio mis 18 xD) así que bueno... qué creeen que le pase a Bella x esa cabecita lok? seguro que nada coherente!! u_u Y aaaaww Jacob díganme que lo aman y no me den spoilers de la peli new moon que aun no la veo D:
Robin Wolfe

6 comentarios:

  1. Hola! Sí, soy nueva. Amo taaaaaaaaaaaanto a jacob ** Es perfecto!
    Te invito a que pases por mi blog.. ^^U
    Me encantan tus escritos!

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  2. Ola

    antes ke nada


    muchas felicidades

    y bueno este capi me encanto
    todo es perfecto amo a jake
    dios¡¡¡¡¡


    sigue asi
    eres fabulosa

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  3. dios espere tanto para leerlo jaja
    me encanta idos

    dale un feliz final a edward
    porfis
    porke ya se ke bella terminara con jacob
    asi ke espero ke edward termine con tanya

    jajaj tkm chao

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  4. OMG!!! el capi dio mucha risa jeej este Jake es medio descaradito no? estaba con Leah y dice que no la quiere, eso se sabe pero que no lo este dibulgando no? me quede 0_0 esta amistad es tan no amistad que me desespero jijiji voy a seguir leyendoo!! a ver que pasa!! genial!! me encanto el capii

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  5. Mi musa nos eleva al cielo y nos hace bajar, nos transporta a mundos perfectos y nos los hace olvidar. Sigue alimentando nuestra ilusión, sigue dando alegría a nuestro corazón. Besotes

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Robin Wolfe