30 jun 2009

Solsticio, Capítulo 5

Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer. Pero la historia me pertenece a mí (Robin Cullen/Black). 
Summary: Luego de la transformación de Jacob, su relación con Bella tomará otro rumbo, pero ¿puede una relación con un lobo ser segura? ¿Qué opinaran los Cullen al respecto? BxJ


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Capítulo 5. Crepúsculo
Bella POV

Aquellos días siguientes al mejor de mi vida, habían sido buenos también, ninguno superaba a aquél, pero merecían ser recordados. 

Jacob anduvo de guardia uno que otro día, pero nos mantuvimos en contacto. Lo mejor, era que cuando Jake se ausentaba, aparecía Alice, como si se hubiesen puesto de acuerdo para no dejarme sola. Ahora, yo que siempre había sido independiente, necesitaba de la compañía de uno o del otro, ya que sabía que nunca contaría con la de ambos. Cada vez que a Alice le insinuaba la idea de que conociera a Jacob, ella ya estaba negando con la cabeza, y él, aun peor, comenzaba a gritar “no” “jamás” “ni siquiera tú deberías conocerla”, por lo que me di por vencida y me sentí feliz de tenerlos a ambos, aunque fuese por separado. 

Sin embargo, este día no parecía tener ninguna similitud con los que había vivido esta última semana. Tal vez debí anticipar que el día sería diferente, cuando aquel sol me cegó al amanecer, brillaba alto en el cielo, esa luz me animó a levantarme, por lo que estuve en la cocina en décimas de segundo. 

Había una nota de Charlie: 
«Jacob llamó. Hoy no podrá verte» 

Tomé la nota entre mis manos y dejé caer una lágrima. La escena era dramática, mi lágrima había corrido la tinta del bolígrafo. 

Mantuve la esperanza de la llegada de Alice, pero ella no apareció. Jamás había anotado el número de Alice, así que no podía llamarla. 

L a soledad me estaba desesperando, estaba consumiendo cada célula de mi ser. Fui a mi habitación y elegí un bonito conjunto, ya que no tenía ánimos de que Alice me criticara mi vestimenta. 

Salí de la casa, encendí la pickup y comencé a manejar hacia el norte de Forks, aunque no tenía una clara idea de dónde vivían los Cullen, pero estaba segura de que Forks no era un pueblo tan grande, así que lograría encontrar incluso un alfiler en el bosque. 

Manejé con lentitud, como era habitual en mí, en especial cuando no conocía con exactitud mi destino. Después de ir en auto con Jacob, Alice o Edward, cualquier velocidad parecía lenta. 


Supongo que era la única en Forks que conducía a aquella velocidad. Supongo que no tenía sentido ir lento si el pavimento estaba seco. Pude suponer muchas cosas, esperar muchas cosas de aquel momento…cualquier cosa menos mi muerte. 

Jamás había pensado en cómo iba a morir, y en aquel instante mi propia muerte no representaba ningún miedo. La muerte de alguien cercano a mí, me hubiese aterrado mucho más. 

Era una camioneta, no era de buena marca y no estaba en buenas condiciones. Claro, eso era evidente por la forma en que venía, la velocidad era anormal, aún cuando pensé que ninguna velocidad me asombraría, aquella lo hizo. Tal vez no sobrepasaba los 100 km/h, el problema era que venía en mi dirección, como si la hubiesen lanzado con un arco, apuntando a Bella Swan. 

Giré el volante ligeramente, el miedo a morir, era totalmente nulo. 

Sabía bien que si giraba el volante un poco más, estaría fuera de peligro, pero no quise. No lo hice. 

Había oído que el futuro está escrito, que el destino lo sabe todo. Alguien alguna vez me dijo que si es tu día de morir, morirás no importa lo que hagas. ¿Valía la pena luchar si mi hora había llegado?

Sin embargo, a pesar de mi ausencia de miedo, ¿era correcto dejar la vida en aquel momento?, dejarme ir, sólo así.  ¿Qué pasaría con Jacob? Soportaría yo, desde donde estuviese que él viviera sin mí, si es que él pudiese seguir viviendo. Yo no podría soportar esa idea. Jamás quisiera herir a Jacob, jamás quisiera dejarlo enfrentar mi muerte. Yo no sería capaz de abandonarlo, aun cuando la vida para mí se hubiese extinguido, yo no permitiría que Jacob derramara una lágrima, yo no podría soportar su sufrimiento. 

No sé cómo me planteé tantos argumentos en aquellos segundos. 

Tomé el volante, dispuesta a girarlo. Decidí no dejarme morir, de aquella manera. Pero una luz del lado izquierdo del camino me llamó, era como el destello de pequeños diamantes  formando arcoíris en el pavimento, aunque éste estaba completamente seco. Me pregunté si ya era demasiado tarde, y yo ya había muerto. 

La puerta del conductor se abrió y una fuerza me empujó hacia el asiento del copiloto, en décimas de segundo, la pickup estuvo lejos del otro auto, que siguió avanzando de manera descontrolada. 

Parpadeé un par de veces. Moví mi mano hasta mi corazón, lo sentí latir. Una vez, dos veces, estaba viva. 

-¿Edward?-dije en el hilo de voz que pude emitir. 
Edward sujetaba el volante apretándolo con fuerza. Pisó el acelerador y giro su cabeza para verme. 
-¿Estás bien?-dijo con dulzura

Yo no sabía exactamente qué responder, porque no conocía la respuesta.

-Sí-volví a decir en un hilo de voz

Él dejo entrever una sonrisa torcida

-¿Puedo saber por qué has decidido suicidarte?

-Yo…no quería. Sólo, no lo sé-era incapaz de armar una oración en aquel momento. 

-¿Quedaste en shock?, por eso no te movías-dijo con los ojos en mí, en lugar de ponerlos en el camino.

-No, yo no tenía miedo. 

-No tenía idea de que fueras tan valiente. 

-Tampoco yo.

-¿A dónde ibas? Bueno, la verdad no importa porque ahora vienes a mi casa.

-Iba hacia allá.

-¿Sabes llegar?

-No.

Se hizo una pausa, pero yo seguía concentrada en oír mis latidos. 

Él condujo a alta velocidad, sin embargo iba mucho más lento que aquel día que habíamos venido desde Port Angels. El camino era confuso, yo jamás lo hubiese encontrado. A veces las cosas más improbables ocurren en los momentos más oportunos. Examiné varias veces el cielo en busca del arcoíris que me había llamado a voltear, pero no lo hallé. Supuse que debía haberse formado por las gotas de lluvia de los árboles, de cualquier manera, podría imaginarme millones de hipótesis, y jamás saber que tan certeras eran, pero quería mantenerme distraída. Ahora, comenzaba a sentir el temor de morir, ahora que el peligro había pasado. 

Edward entró al porche de una casa blanca. Estacionó mi pickup en un espacio que había disponible y observé todos los autos Cullen, el volvo de Edward y el Mercedes de Carlisle que ya yo conocía, eran los menos llamativos. Había otro auto plateado, cuya marca ignoraba, un gran jeep y un hermoso BMW de color rojo, sin duda, el más presuntuoso de todos los autos. 
Entramos a la casa de los Cullen, la casa era hermosa, pero a diferencia de lo que me esperaba, se respiraba un ambiente familiar divino. 

Edward me sujeto por el antebrazo y me condujo hasta la sala, su roce era helado, como si viniese de una nevada. 

Llegamos a la sala donde toda la familia Cullen estaba, cada uno en una actividad. 

- He traído una invitada, ¿no les molesta? – anunció Edward con su voz aterciopelada. Sus palabras llamaron la atención de todos, pues levantaron la mirada e inmediatamente sentí la fuerza de seis pares de ojos dorados. 

- Bella- dijo Alice que se encontraba en el sofá con Jasper- ¿qué te paso? ¡Estas mas pálida de lo normal! 
Tanto que me había preocupado por usar un lindo conjunto, para que ahora de seguro luciera como una loca. 

- Yo... Casi choqué con un auto

No demostró demasiada sorpresa, tal vez ningún accidente era sorpresa si se trataba de mí.
-Yo diría que un auto casi te choca a ti-me corrigió Edward

- Ven, siéntate-dijo Alice zafándome del brazo de Edward para tomarme con el suyo, su roce era frío también. Probablemente, todo era frío si se comparaba con Jacob. 

La mamá adoptiva de los Cullen era la única que yo jamás había visto, pero ella se acercó a mí. 

- Bella, ¿estás bien? ¿Quieres algo de agua? 

- Bella, es nuestra madre, Esme- dijo Alice.

- Ah vaya, lo siento mucho Bella, Alice habla de ti y me parece que te conozco.

- No hay cuidado.

- Bien, te traeré un vaso de agua.

-¿Te has hecho alguna herida, Bella?- inquirió Carlisle.

-No, estoy bien. Fue una suerte que Edward pasará por ahí, ¿cómo es que- me aclaré la garganta- cómo es que has entrado al auto tan rápido? 

Edward se quedó callado... 

-No lo sé, pasaba por ahí y reconocí tu auto. 
- Un ataque de adrenalina- canturreó Alice- ¿nunca has oído sobre ellos? 

- sí... creo- la verdad no estaba segura ni de mi nombre.

Esme llegó de la cocina con un vaso entre las manos y una pequeña toalla.

- Aquí tienes- dijo entregándome el vaso.

- Gracias- musité.
 
- Y esto- dijo dándole la toalla a Alice.

Alice tomó la toalla, me miró a mí que estaba sentada a su lado derecho y miró a su lado izquierdo, donde estaba Jasper. Extendió su brazo y le entregó la toalla a Edward. 

- Colócasela en la frente, así se calentara un poco.

Tomó a Jasper de la mano y se fueron juntos hacia las escaleras.

- Discúlpanos, Bella- dijo Alice sin más explicación. Noté que  la cara de Jasper era como la de una persona angustiada, parecía no estar respirando. 

- ¿Le pasa algo?- pregunté a Edward en voz baja mientras éste tomaba el puesto de Alice.

- No, sólo quieren unos minutos a solas.

Volteé a ver a los otros dos hermanos de Alice y noté que ya no estaban. Esme y Carlisle estaban tomados de la mano, Carlisle dio unos pasos y se paró frente a nosotros, Edward no soltó la toalla caliente.

- Tenemos algo que hacer, hijo. ¿Segura que estás bien Bella? 

- Sí, segura. 

Esme y Carlisle se fueron.  

- Lamentó esto, no quería incordiar a tu familia.

- No estás incordiando Bella.

- Yo siento que es así, ¿no me dejarás conducir ahora o sí? 

-No lo creo.

- Entonces,  ¿me prestarías el teléfono?, puedo llamar a Jacob o a Leah, para que vengan por mí... 

- Eso es aún menos probable.

- Genial, ¿puedo saber por qué?  

- Porque... 

- Queremos que te quedes- dijo Alice desde las escaleras 

Volteé a verla parada con una sonrisa de oreja a oreja

- Pero al parecer Bella no quiere quedarse con nosotros. 
 
¿Cómo decirles que no a esa dos maravillosas sonrisas y a esos ojos dorados?, no sólo por eso, sino porque en realidad no quería estar sola. Lo de Jacob lo había dicho improvisando, yo sabía que él y Leah estaban en los bosques. Mi plan era llamar a un número falso y luego decir que me esperaban en algún lugar.

-Claro que me quiero quedar con ustedes, yo sólo pensé que les resultaba incómoda mi presencia. Jasper no se veía muy a gusto 

- Ah, Jasper. Él está... enfermo. 

Edward hizo un movimiento rápido con la cabeza, casi invisible 

- Claro, Edward no te lo quiso decir, porque Jas es muy delicado, pero conmigo no se molestará- mostró sus dientes blancos en una amplia sonrisa- entonces, ¿qué quieres hacer? 

- No lo sé. Tal vez caminar 

Alice miró hacia afuera de la ventana

- Yo creo que hay demasiado sol

- El sol es bueno, ¿no les gusta?

- Por algo vivimos en Forks- dijo Edward 

- Pero no llevan mucho tiempo aquí, ¿cierto? 

- No... Antes vivíamos en Alaska

- Oh, ya veo- eso explicaba la palidez de su piel.

- ¿No te gustan las actividades en casa Bella? 

- Sí, claro, pensé que a ustedes no les gustaban 

- Si dejarás de decir lo que crees que nosotros queremos, y empezarás a decir lo que tú quieres, tal vez lograríamos algo- dijo Edward con un tono aterciopelado en la voz. 

- Creo que podríamos conversar un rato, ¿no? 

- Eso suena bien- exclamó Alice, mientras caminaba para sentarse en el suelo entre mis pies y los de Edward- pero hagámoslo divertido.

- ¿Qué tienes en mente Alice? 

Puse las manos en mi frente, donde debía estar la toalla, pero en lugar de la toalla caliente, sentí unos dedos fríos escurrirse. No recordaba que Edward sujetaba la toalla. 

- Lo siento- dije mientras mi rostro se teñía de rojo
- Al menos ya recuperaste algo de tu color- dijo Edward en una sonrisa torcida

Y eso solo causó que me sonrojara más 

- Dejaste la toalla helada- le dije mientras la reacomodaba en mi frente 

Alice se levantó en un rápido movimiento, retirándome la toalla

- Entonces, no tiene sentido que la uses

Regresó al piso y dejó la toalla junto a ella en el suelo

-Entonces, querían conversar, ¿no?

-Creo que mejor no-dije en un tono que no ocultaba mi repentino miedo.

-Vaya Bella, ahora has decidido ser cobarde, después de que no tenías miedo a morir.

-No es cobardía. Es que la verdad no tengo nada que contar….

-Apuesto a que sí

-Yo no apostaría en contra de Alice-dijo Edward dedicándole una sonrisa a su hermana-jamás lo hago.

Alice se mostró orgullosa.

-Pues yo creo que sí, ha dicho varias cosas fuera de lugar, entre ellas que yo usaré un vestido.

-No hay nada más certero a eso.

-Basta,  ¿qué puedes saber tú? 

-No mucho. Lo mismo que tú. Sólo que siempre mantengo la mente positiva, a diferencia de ti. 

-Genial. Entonces por qué no empiezas hablando tú-dije con un tono de arrogancia en la voz

-Bien, sólo pregunta

-¿Por qué se vinieron desde Alaska hasta Forks?

-Alaska es… aburrido. Ya habíamos estado mucho tiempo allí, siempre lo mismo. 

-¿Y Forks es muy divertido?

-No realmente, pero Carlisle consiguió trabajo aquí y pues no nos desagradó. 

-Claro

-¿Y por qué tienen tantos autos?-me había prometido a mí misma que no preguntaría eso, pero no tenía idea de qué preguntar, y no quería que la ronda de preguntas fuera dirigida a mí. 

-Porque somos caprichosos- dijo Edward en un tono de sinceridad absoluta

-Definitivamente-añadió Alice 

-Es excesivo, pero somos así. 

-¿Puedo saber de quién es el auto plateado?

-Es mío, el volvo. No me digas que jamás habías notado que era plateado

-No. No me refiero a ese. Sino al otro plateado. Lo vi en la cochera. 

-Ah, ése es mío también. 

-Ah, entonces, ¿eres tú el más caprichoso?

-Probablemente. 
-Si tú fueras un poco más caprichosa, tendrías un auto mejor-dijo Alice mientras ponía los ojos en blanco-tendrías mejor ropa…

-¿Y un mejor novio?-dije adivinando por donde venía ella

-Eso, sobre todo

-¿Cómo puedes estar segura de que Jacob no está bien para mí? Ni siquiera lo has visto, a duras penas sabes su nombre

-Es probable que sí lo haya visto. Forks no es tan grande. 

-Claro. Pero él vive en La Push y rara vez sale de ahí. 

-Sólo me confirmas lo que pienso. ¿Jamás viene a verte?

-Claro que lo hace Alice

-Hey-interrumpió Edward-esto no las llevará a ningún lugar. Alice, por favor. 

-Sabes tan bien como yo Edward, que Bella se merece un buen chico

-Eso no lo dudo, sólo que no conoces al tal Jacob-dijo casi regañando a Alice

El tal Jacob. Como si habláramos de un poste de luz. 

-Sinceramente dudo que este Jacob sea un hombre  completo-agregó Alice con voz ácida

Sentí la ira invadirme por completo. Y como temía los ojos se me llenaron de lágrimas

-Él es mucho más que un hombre-y claro que lo era. Era un hombre y un lobo, ¿acaso podía pedir más? 

Tal vez podría pedir menos, tal vez sería mejor sino manejáramos el factor lobo, tal vez todo sería más fácil. 

-¿Crees que Charlie sabrá que estás aquí?-dijo Edward y le agradecí por cambiar el tema

-No creo. Si me va a buscar, lo hará en La Push. Debería irme para allá. 

-Pues vete si es lo que gustas-dijo Alice con indiferencia

-Alice.

-Está bien, me iré. Debí hacerlo desde el principio- me levanté del sillón e hice gesto de dirigirme a la puerta.

-Sí, es lógico que tú prefieres al lobo que a nosotros-dijo las palabras con suprema rapidez, como si las estuviese escupiendo y acto seguido se tapó la boca. 

Me quedé pensando en sus palabras, yo era demasiado lenta como para haber captado todo con la rapidez que lo había dicho. Pero ese gesto de taparse la boca, me hizo detenerme a analizar. 

¿Lobo? ¿Alice había dicho lobo?

-¿Qué…dijiste?

Se retiró las manos de la boca y tomó aire

-Nada, sólo que lo prefieres a él. 

-Eso no fue lo que dijiste Alice. Dime todo lo que dijiste 

-Eso fue lo que dijo-afirmó Edward con la serenidad tallada en la cara

-Mencionó otra cosa y no me mientan. 

-No lo hice, sólo dije que te fueras si eso querías. Charlie se preocupara y te irá a buscar a La Push, no te hallará y nos acusarán de secuestro. 

Tuve un recuerdo fugaz de cuando había llegado a Forks, Charlie me había dicho que Billy y los demás indios de La Push, rechazaban al doctor Cullen y a su familia, ¿sería por qué ellos sabían su secreto? 

-Los de La Push lo animarían a acusarlos, ¿no es cierto?

-De seguro-dijo Edward con la misma serenidad

-¿Por qué no se llevan bien?

-Es algo de generaciones…

-Pensé que no hacía mucho que habían llegado a Forks

El rostro de Alice se tensó.

-Así es. Cuando digo generaciones, me refiero a que ellos… 

-Rechazan a Carlisle por la adopción, dicen que el hombre fue hecho para procrear, no para tomar hijos de otros-agregó Edward

La idea sonaba estúpida, y si esa era la razón, creo que tendría que ponerme del lado de los Cullen. Si Billy Black apoyaba esa idea, ¿debería esperar que Jacob también? ¿Era esa la verdadera razón por la que Jake se había mantenido alejado del doctor aquel día en el hospital? Mi cabeza se llenó de preguntas, de las que no esperaba respuestas. 


-Bien, en ese caso, es algo estúpido-fue lo que logré decir.

-Lo es.

-De cualquier manera, me iré. Gracias por todo.

-Adiós-dijo Alice fríamente-y se dirigió a las escaleras, subió rápidamente. Asumí que si yo no quería su compañía, Jasper la agradecería. 

-Te acompañaré a la cochera.

-Gracias-musité.

Caminamos en la misma dirección que habíamos llegado. Cuando estuvimos en la cochera, repasé cada uno de los autos que estaban  ahí. Ahora era más consciente de lo que era cuando entré a esta casa. 

El auto de color rojo hacía lucir mi pickup un ladrillo viejo. Ya yo sabía que mi camioneta no era de lujo, pero su color óxido nunca me había espantado, hasta verlo en contraste con un tono rojo tan brillante. No le di importancia. 

-Lamento todo lo que dijo Alice. 

-No tienes por qué. Sólo quisiera saber por qué lo dijo

-Ella es así. Se opone a cualquier cosa. Cuando ve algo que no le agrada, hace lo que sea para alterarlo. 

-No es justo. Yo soy dueña de mi destino.

-Ése es exactamente su motivo.

-No entiendo nada, Edward.

-Tampoco es necesario que lo hagas-y sus labios se curvaron en una sonrisa. 

-De verdad, que no se cómo agradecerte por haberme salvado.

-Eso tampoco es necesario. No me costó nada. 

-Pero valió mucho.

-Sí, a veces lo más valioso, no representa ningún costo. 

-Mil veces gracias.

-¿En serio quieres agradecerme?-dijo de nuevo con esa extraña sonrisa torcida

-Claro

-Tómalo como un regalo, cuando te dan un regalo lo cuidas, ¿no es cierto?

-Lo hago, pero si es de vidrio, me cuesta trabajo mantenerlo a salvo de caerse, al menos mientras esté en mis manos.


-Bueno, pero esto no es de vidrio, si es frágil, pero no es tan difícil de cuidar. Quiero que te cuides, Bella- mencionó las palabras con un tono protector que me agradaba, porque no era el tono que usaba Charlie, diciendo que manejara con precaución; o el tono cálido que usaba Jake diciendo que si algo me pasaba lo llamara. El tono que Edward usaba, era totalmente distinto, como si algo me pasara, él se viera obligado a repararlo. 

-¿Cuidarme?

-Sí, no hagas nada estúpido.  Tu vida es muy valiosa y es corta. Apréciala.

-Lo hago. Sólo me distraje, ¿de acuerdo?

-Pues  no lo hagas, si te distraes, no podrás apreciar los detalles de la vida

Le sonreí

-Eso me cuesta trabajo

-No es tan difícil. ¿Te parece si te llevo a tu casa?

-No hace falta Edward, en serio, puedo manejar. 

-Si te dejo ir sola, irás a La Push. 

-Sí

-Pero si yo te llevo, lo haré a tu casa. Y considero que debes descansar hoy-abrió la puerta del copiloto-adelante-dijo cortésmente

Solté un bufido, y aún así accedí. El día se había hecho excesivamente largo, ni siquiera tenía conciencia de qué hora era, pero estaba demasiado cansada para conducir. 

Edward cerró la puerta después de que subí y se movió ágilmente hasta el lado del conductor. Encendió el motor y salió al exterior. Fue cuando noté que ya el sol se estaba ocultando. 

-Es hermoso, ¿cierto?

-¿Qué?-inquirió él apartando sus ojos del camino

-El crepúsculo

-No siempre

-A mí, me parece encantador


-No has pensado, en que es el final del día, en que no importa que tan genial haya sido un día, siempre acaba.

Sus palabras eran certeras, me hicieron recordar el mejor día de mi vida, aquel que no quería que se acabara.

-Creo que tienes toda la razón-dije mientras asentía con la cabeza

Llegamos a mi casa con rapidez, aunque Edward no había manejado demasiado rápido.

-Gracias, de nuevo.

-Puedes decirlo mil veces, pero no creeré en tus palabras sino haces lo que te pedí

-Me cuidaré, Edward, es una promesa

-Bien-apagó el motor, se bajó del auto y me abrió la puerta

Me sonrojé cuando me extendió la mano, pero la acepté. Su mano gélida no me sorprendió demasiado esta vez, tal vez porque la noche era fría y de seguro mi piel no estaba mucho más caliente que la suya. 

-Nos veremos en dos días.

-¿Dos días? -¿Por qué no mañana? ¿por qué ahora sentía la necesidad de ver a Edward mañana mismo?

-La escuela comienza en dos días

-¡Vaya! Ni siquiera lo recordaba

-Ya veo. Bueno, será hasta entonces

Comenzó a caminar en dirección al norte 

-Oye-grité y volteó ligeramente el rostro-¿cómo te irás?

-Caminaré

-¿Hasta tu casa? Es lejísimos Edward

-No es tan lejos

-Puedes llevarte la pickup, no la necesito en la noche

-Yo tampoco necesito otro auto, Bella.

-Pero…

-De acuerdo, me la llevaré, mañana la traeré y vendré con alguien más para yo poderme regresar, ¿te parece buena idea?

-Sí, no hay problema.

Le entregué las llaves. 

-Entra a tu casa

Le sonreí y le di la espalda. Entré y lo vi irse desde la ventana. 


A los pocos minutos Charlie llegó

-Bella, no sabía que estabas aquí. Como no vi la camioneta

-Ah, es que fui a casa de los Cullen y Edward me trajo, pero no tenía cómo regresar, entonces le dije que se llevara la pickup, de cualquier manera no la usaría en la noche. Y sé que no se la quedará

-Sí, es sólo un cacharro

-Para mí está bien-dije en un tono creíble-pero ellos tienen autos geniales

-Apuesto a que se gana más como doctor que como policía

-No necesitamos más de lo que tenemos

-Gracias, hija

-Papá-dije con naturalidad-lo siento, olvidé por completo prepararte la cena

-No hay cuidado, iré a ver qué hay listo

Charlie encontró algo de la comida de la semana y yo opté por una manzana

Cenamos tranquilos, sin hacer demasiada plática. 

Tomé un baño rápido, con el deseo de deshacerme de la sensación del auto que casi me chocaba. Y volvió a mi memoria aquel reflejo de arcoíris. 

En mi cama, traté de relajarme, no quería tener pesadillas, pero sería muy difícil… En dos días, volvería a la escuela. 

Me desperté ansiosa por llamar a Jacob.

-¿Bella?-dijo la voz esperanzada del otro lado del teléfono

-Sí. ¿Vendrás hoy Jake?, yo no puedo ir ahora-miré por la ventana, en busca del espacio vacío en la entrada, pero ahí estaba mi pickup, donde siempre y por un momento me sentí desilusionada- bueno, sí puedo ir.

-Bella, tampoco podré verte hoy

-Pero, ¿por qué?

-Tengo que hacer guardia

-Guardia, guardia, es todo lo que oigo Jake. Apareceré en los bosques a ver qué rayos es lo que estás haciendo ahí. 

-Bella, por favor, no vayas al bosque. –lo hizo sonar como una advertencia

-¿Y por qué no? ¿Por qué tú puedes vagar por ahí y yo no?

-Porque yo soy un lobo y tú una humana. 

Colgué el teléfono. Humana. ¿Desde cuándo era malo ser una? 

Subí a mi habitación y me puse a ordenar y limpiar un poco. Eso me mantuvo ocupada durante varias horas, y me evitaba pensar que mañana tendría que volver a la escuela. 

Mientras limpiaba encontré algo que había olvidado que poseía. El libro que había adquirido en Port Angels. 

Lo tomé y lo comencé a ojear, tal vez así supiera qué era lo que Jacob hacía en los bosques. 




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Ups! A la pobre Alice se le escapó "lobo", menos mal que Bella es muy distraida XD
Tuve un día Team Edward, esto es cuando aún pertenecía a Suiza, pero ya no...¡Team Jacob!










2 comentarios:

  1. Me alegro de conocer a una Team Jacob ^^ , aunque tampoco está mal ser un poquito Team Edward la verdad =), por cierto , están geniales los "libros" que escribes.

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  2. Bueno llegue hasta aquñi por esta noche, pero te prometo que mañana estaré aquí puntual para terminar de leer

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Robin Wolfe