26 sept 2009

Cuarto Creciente. VI "Amigo, te necesito"

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Disclaimer: Todos los personajes pertenecen a Stephenie Meyer.
Summary: Bella ahora es vampira y eso parece una complicación para su amor con Jacob...¿podrán afrontarlo? ¿qué pasa con la imprimación?
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Cuarto Creciente.
Libro I: Bella
Capítulo VI. Amigo, te necesito.

Muchas veces he pensado que cuando lloro hay algo en mi inconsciente que aún mi consciente desconoce. Lloré durante horas y llorando me quedé dormida.” Bella, Solsticio: Confesiones.


Anochecí y amanecí en el mismo cuarto de los pufs. Rose se había ido en el crepúsculo para poder estar con Emmet. La soledad no me molestaba, ya que era el estado en el que me encontraba. Tenía aquella sensación de estar en un cuarto lleno de personas y aún así, estar sola. Supongo que era lo justo, y que yo era la culpable. Había elegido la soledad sobre la compañía. Lo había hecho desde que tenía alrededor de doce años, siempre me sentaba sola en clases y hacía los trabajos sola. No asistía a las fiestas y jamás tuve novio mientras vivía en Phoenix.

Mi madre siempre me decía que no actuaba como una adolescente. Que debía ser yo la que saliera a citas y no ella; pero a ella salir con un hombre la hacía feliz, a mí no.

Había cambiado lo suficiente en mi primer año en Forks como para decir que ahora me hallaba sola, porque extrañaba locamente a un hombre, a un hombre que amaba con todo mi corazón y mi alma.

La puerta sonó con un ligero toque que me exaltó, luego se entreabrió, dejando ver a Alice.

-Eleazar acaba de llegar, ¿estás lista?

Estiré los brazos por encima de mi cabeza y miré a Alice que sonreía. Asentí con la cabeza y me levanté del puf.

-¿Sabes? –dije cuando estuve en la puerta –si fuese humana seguro que me hubiese caído al levantarme.
-Todo tiene su lado bueno –musitó ella y sonrió ampliamente. Me tomó de la mano y bajamos las escaleras.

En el piso de abajo, todos estaban reunidos, al grupo de ayer se habían sumado un hombre alto de cabello corto negro y una mujer, cuyo cabello también negro caía en cascadas por su espalda.

El hombre y la mujer nuevos –para mí –voltearon. Ambos sonreían cálidamente.

Cuando estuvimos ya en el primer piso, la mujer extendió su mano y apretó la mía, mientras sonreía.

-Soy Carmen.
-Bella –susurré.
-Y yo, Eleazar –dijo el hombre tomando mi mano, cuando Carmen la soltó. El apretón fue seguro y breve.

Eleazar –el señor de los dones –se quedó mirándome y hacía gestos con la cara. Fruncía el ceño, se tocaba la barbilla y las sienes, mientras Carmen lo miraba como esperando que dictara algún veredicto.

-Eleazar trabajaba para los Vulturis –dijo Tanya acercándose a nosotros. Percibí como Alice negaba rápidamente con la cabeza y luego se puso a tararear una canción.
-¿Quiénes son los Vulturi? –inquirí mirando a Rose, luego a Emmet y por último a Alice. Ninguno de los tres cedió. -¿Quiénes son los Vulturi? –repetí. Esta vez miré a Irina, luego a Kate y a Garret. Ninguno cedió.
-Son la realeza, o lo más cercano a ella –dijo Tanya sin titubear.
-No sabía que hubiesen clases sociales para nosotros.
-Las hay –dijo Carmen abriendo los ojos ligeramente. Miró al suelo y luego a Eleazar.
-Pueden estar tranquilos por ellos –dijo Eleazar mirándome a mí –no creo que estén interesados en lágrimas.

Alice suspiró aliviada, aunque parecía un suspiro demasiado actuado, como si aún esperara lo peor.

-¿Alice? –la miré.
-Teníamos miedo, Bella. Los Vulturi nos quieren a Edward y a mí en su guardia por nuestros dones. Carlisle y yo sabemos que aunque no lo digan, también les gustaría tener a Emmet y a Jasper, serían grandes peleadores; con Rose conseguirían mucho, por su belleza. Y claro, teniendo tanto, no desaprovecharían tener a Carlisle y a Esme. Todos los Cullen para ellos.

-Pero yo no soy una Cullen –musité.

Alice frunció el gesto y Rose me sonrió.

-Pero tienes un don, y no sabíamos en qué consistía exactamente.
-Son lágrimas, sólo eso. Por lo que veo no acarrean ninguna otra situación. ¿Las sueltas cuando estás triste? –preguntó Eleazar.
-Cuando ya no puedo con la tristeza –aclaré. Triste estaba todo el tiempo.
-Espero que esto no te moleste –dijo Eleazar escudriñando mi rostro, me pregunté si descubrir “mi don” sería algo así como una visita al ginecólogo –quisiera saber cómo moriste.

Bajé la mirada y sentí el nudo formarse en mi garganta. Tal vez eso era lo que quería, que yo llorara para él poder saber más de este fenómeno.

Tragué en seco, y subí la mirada.

-Un auto me chocó –dije con voz fría y ahogada.

Sentía la mirada de todos los vampiros de la sala sobre mí.

-¿Lloraste en ese momento? –preguntó él con un tono de voz rígido, como si no le importara que me echara a llorar en ese preciso momento. Ahora estaba segura de que él me estaba provocando.

No estaba dispuesta a concederle eso. Quería ser fuerte, al menos por una vez en mi vida; pero sabía lo difícil que eso era si me preguntaba cómo había muerto. Mi muerte, aquella muerte que no había sucedido, ¿cómo podía preguntarme sobre aquello?

-¿Es esto necesario? –inquirió Rosalie cuando mis labios comenzaron a temblar.
-Rose, deja a Eleazar –musitó Alice.
-No hay que torturarla, Alice. –Dijo viendo a su hermana para luego mirar a Eleazar –sí, sí lloró. Cuando llegó a nuestra casa, su corazón casi no latía, pero las lágrimas estaban agolpadas en sus ojos y tenía varias gotas secas en su rostro. Llegaban hasta su cuello y tenía por los brazos…-hizo una pausa –aunque creo que aquellas pertenecían a Jacob –añadió en un susurro y luego me sonrió tratando de borrar lo último que había dicho.

La mención de su nombre alteró mi “don” y las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. Eleazar se acercó sin disimulo y retiró una que ya estaba colgando de mi barbilla.

-Ponzoña –musitó, mientras examinaba la gota en su dedo. Carmen lo miraba cómo si aquello fuese lo más lógico.

Alice soltó un sonido de horror, creí que el resto la imitaría, pero no parecieron inmutarse, todos tenían la misma cara de Carmen.

-¿Qué esperabas que fuera Alice? ¿Chocolate? –dijo Emmet con sarcasmo.
-Yo…es que… ¿con eso no puede convertir a nadie…cierto?
-Claro que no –dijo Kate rodando los ojos –para convertir la ponzoña debe llegar a la sangre. Para ello se debe morder…M-O-R-D-E-R –deletreó la palabra con gesto pedante.

Alice miró a Kate con un odio que no me esperaba. Me pregunté cuál era el problema de Alice.

-¿Puedes contagiar tu tristeza a alguien más? –preguntó Eleazar secando su dedo con su pantalón.

Miré a mi alrededor y clavé la mirada en Rosalie.

-No creo que haga tal cosa –respondió ella. Relajé mi cuerpo y me puse a ver el polvito flotando en el aire.
-Yo sólo creo que afecta a Jasper.
-Alice –dijo Emmet mirando a su hermana en tono de burla –a Jasper le afectan todas las emociones.
-Me refiero –replicó ella con gesto de superioridad –a que me parece que Jasper no puede controlar las emociones de Bella, porque el don de ella es una emoción, hermanito.
-Es interesante –dijo Eleazar tocando su barbilla –debieron venir con Jasper.
-No había tal necesidad. Jasper es grande, sabrá superarlo –objetó Rosalie –y creo que nosotros deberíamos partir de una vez. Tenemos mucho que hacer en Forks.
-¿Ah sí? –Dijo Alice irónicamente –no estaba enterada de ello.
-Deberías estarlo. Todos deberían –miró a su esposo y él asintió.
-¿Me prestas el teléfono, Tanya? Rose y Emmet andan urgidos por hacerlo en un avión. –Dijo Alice con una sonrisa pícara en el rostro –Emmet soltó una risotada y Rose gruñó por lo bajo. Yo sonreí, una vez más contagiada por la risa de aquel grandulón.

Una hora después, todas las maletas estaban en la sala. Las tres Denalí se despedían de nosotros, mientras Garret ayudaba a Emmet a cerrar la maleta de Alice. Me impresionaba que en un día, Alice hubiese hecho tantas compras. Ni siquiera se me había ocurrido que mientras yo estaba en un puf los demás hubiesen hecho algo.

Eleazar y Carmen se despidieron de mí, cálidamente. Yo no tenía mucha calidez para ofrecer y no la quería desperdiciar en aquella casa.

Era absurdo que hubiese estado alrededor de treinta horas en esa casa y que hubiese llorado tantas veces. Miré a Kate y a Garret tomados de la mano, recordando mi primera llantera allí, luego miré a Eleazar, parecía seguir analizándome y sentí la tristeza de mi segundo llanto. Al menos Kate no lo había hecho con intención, pero él sí, él quería verme llorar.

-Puedes aprender a controlarlo –me dijo Eleazar –puedes elegir no llorar o hacerlo por gusto. Como cuando eras humana.

Sonreí por el consejo, y me encaminé a la salida.

-¿Llorabas mucho…en ese entonces? –preguntó elevando la voz. Me volví sin ánimos y asentí.

Caminé nuevamente hacia la puerta principal.

-¿Sólo cuando estabas triste?

Me detuve a un paso de la calle. Suspiré y bajé el bolso de mano hasta que éste tocó el piso.

-No. Recuerdo que las lágrimas se me agolpaban si estaba furiosa o frustrada. –Miré a Alice y luego a Eleazar –recuerdo también que a veces lloraba sin saber por qué. Una vez…-hice una pausa, los recuerdos humanos eran difusos. Los sentimientos los percibía perfectamente en ellos, pero los hechos no. –había tenido un buen día, y en la noche lloré y lloré hasta quedarme dormida. Jamás lo entendí.

Eleazar asintió y soltó un “hmmm”, frunció la boca y miró a Alice. Me parecía que ahora esperaban que yo me fuera para que ellos pudiesen hablar a solas. Así que tomé el bolso de mano y salí a la calle.

Juneau estaba cubierta por la nieve. Los niños una vez más corrían y lanzaban bolas de nieve, unos reían y algunas personas caminaban como si lo hicieran bajo el sol. Unos corrían y otros iban despacio, admirando el paisaje. Una ciudad donde siempre hacía frío, el sol no calentaba lo suficiente y aún así todos eran capaces de reír. Tal vez venir a Alaska había sido bueno sólo por eso, para yo darme cuenta de que para cada persona la felicidad está en algo diferente. Yo podía hallar la mía. Si el sol no volvería a brillar, me encargaría de encontrar un punto de luz. Pero mi destino era el sol. Un sol llamado Jacob Black.

-Deben tener ciertas precauciones. Aro podría interesarse en que ella podría pasar desapercibida entre los humanos. Colaborar con Heidi. –la voz de Eleazar se escuchaba claramente aún cuando él estaba en el interior de la casa. Me acerqué y me asomé por la ventana disimuladamente.
-¡Eso es espantoso! –exclamó Carmen con ojos de horror.
-Lo sé. Es neófita, Chelsea la atraparía en un instante.

Alice asintió, abrazó a Eleazar y a Carmen y yo me escondí, para que no supieran que había escuchado.

Me subí al taxi, donde ya estaban Rose y Emmet. Él me miró con ojos de picardía, estoy segura de que me hubiese sonrojado si hubiese tenido sangre en mis venas. Alguien había notado que espiaba a los vampiros.
-o-

En el avión, me senté junto a Alice. Rose y Emmet se suponían que iban detrás, pero cuando me volteé para preguntarle algo a Rosalie, ninguno de los dos estaban. No quise preguntar y me volví a apoyar de la ventanilla, soñando que podía dormir.



El sol hacía brillar las nubes sobre aquella ciudad nevada. Tenía una decisión hecha: sería feliz.

Como un rayo de sol, vino a mi mente una idea. Yo era una vampira… ¿qué pasaría si convertía a Jake?

Si convertía a Jacob, ambos podríamos ser felices. Ambos perteneceríamos a la misma especie, ambos podríamos ser amantes eternos, tal como había dicho Rose. Claro, ella me había dado una idea, las piezas comenzaron a encajar en mi cabeza. Rose quería que yo fuera feliz. La escena se dibujó en mi imaginación: los pájaros cantaban, las nubes revoloteaban, el sol salía, y dos sonrisas se unían en un beso infinito.

-¡NO! –gritó Alice desde su asiento. Su mirada estaba perdida en la pantalla de enfrente, pero no estaba viendo nada en ella. Me le quedé observando. Sus ojos dorados parecían leer un libro. Oh, oh…una visión.

Me quedé en silencio esperando que ella saliera del trance.

Parpadeó un par de veces y volteó a verme. Sus ojos se habían oscurecido ligeramente.

-¡No.Vas.A.Morder.A.Jacob! –pronunció cada palabra con firmeza.
-Yo…-titubeé –yo…-no sabía qué decir.
-¿Has oído hablar de que vampiros y lobos son enemigos? –su voz era un susurró imperceptible para los humanos. –asentí ligeramente y ella se recostó en el asiento.

Oí llegar a Emmet y a Rosalie jadeando. Alice no volteó a mirarlos y continuó hablándome como si fuera mi madre.

-Si muerdes a Jacob, lo matarás –ahogué un grito de horror. Lo había dicho de un solo tirón, sin ninguna anestesia que me ayudara –la ponzoña de un vampiro mata a los hombres lobos. Así que puedes ir sacando esa idea de tu cabeza –me miró con frialdad.

-Yo…no lo sabía.

Los ojos de Alice cedieron a una mirada más cálida. Alargó su brazo y me rodeó con él por la espalda.

-Lo siento mucho, Bella –susurró en mi oído –no sólo por esto, he sido una tonta. No debí intervenir en tu vida, hacer que Edward te llevara al baile…decirte que estar con Jacob no era correcto, dejar que Carlisle te convirtiera, no advertirte a ti sobre la nieve. Soy una tonta.

Las lágrimas cayeron de mis ojos a su hombro. Ambas nos abrazábamos y Alice sollozaba lo que sus ojos no podían.

-Yo fui la tonta, Alice. Eras mi mejor amiga y no te he tratado como tal. No tienes nada por lo que pedir disculpas porq…
-Es cierto, debo pedir perdón –me interrumpió.
-No, ir al baile me regaló la mejor noche de mi vida. Que tú me dijeras que no debía estar con Jake, me hizo pensar que yo te importaba, mi padre era feliz porque él ama a Jake, pero era bueno tener la opinión de alguien que no. Ser vampiro –hice una pausa y dejé caer varias lágrimas –sé que será lo mejor. Aprenderé a amarme. Nunca me quise hasta que Jacob me apreció de una forma diferente, me amó…sé que seré feliz algún día…Y sobre la nieve, iba a pasar, no importa lo que uno haga, algún día todos moriremos. Bueno, -me reí con ganas –morirán –tragué en seco y suspiré. El abrazo se volvió más cálido y sentí que las cosas comenzaban a marchar mejor.

-o-

Luego de horas de vuelo, y un largo recorrido en auto, ya se olía Forks. El aire húmedo causado por el rocío y el verde propio de aquel lindo pueblecito. Pasamos frente a mi hogar, Charlie lavaba la patrulla y no pude evitar bajarme a saludarlo. Alice se opuso por un momento pero luego accedió. Lo abracé con mucha fuerza –tal vez más de la necesaria –pero no le rompí nada. Le dije que me acababa de inscribir en la Universidad de Alaska y que partiría mañana mismo para empezar las clases; él se alegró por mí, y soltó un par de lágrimas, las cuales fueron acompañadas por las mías. Ya el taxista se había ido con Rose, Emmet y el equipaje, así que Alice y yo fingimos caminar un rato hasta perder a Charlie de vista, para luego correr hasta llegar a la mansión Cullen.


Agradecí que Charlie no fuese demasiado detallista ya que hubiese notado que mis ojos no eran del usual chocolate. Tal vez sí lo hubiese notado, era lo más probable, y que ya en su cabeza se armaran mil historias, pero creía que dentro de todo él era feliz, y eso me daba una paz interior.

La puerta de la mansión estaba abierta, así como los brazos de Esme que nos acogieron a ambas. Carlisle nos saludó con beso en la mejilla y subió con Alice a su despacho, seguramente para ponerse al tanto de lo que había dictaminado Eleazar. Jasper me saludó con la mano y le hizo un gesto a Alice insinuando cosas que preferí no imaginarme. Edward, por su parte tocó unas notas en el piano y luego me sonrió de aquella forma torcida que me encantaba. Luego se acercó a mí y me abrazó. Me sentí sumamente extraña, casi como si salieran de mi cabeza gigantes signos de interrogación.

Me soltó, me invitó con la mano a que me sentara junto a él al piano y luego habló con una voz aterciopelada:

-Así que tienes un don.
-Pensé que no leías mi mente –dije sonriendo.
-Es más difícil si vives aquí –esbozó una sonrisa torcida –pero lo leí en la mente de Alice. Su mente es un poco más interesante.
-¿Ah sí? –dije tratando de sonar ofendida y graciosa a la vez.
-Tu mente es demasiado triste…y eso no me agrada.
-Tampoco a mí –musité.
-Aunque no quiera hacerlo, creo que escuché algo…estás decidida a ser feliz. Eso me alegra mucho.
-Gracias –sonreí con confianza.
-He estado apartado de ti, porque me molestaba verte así. Me sentía culpable, un culpable sin perdón…
-No debes sentirte así –lo interrumpí –Alice y tú tienen esa idea en su cabeza –rodé los ojos –lo que menos quiero es que se sientan culpables. Quiero que sean mis amigos, los necesito más que nunca.

Edward asintió y comenzó a tocar el piano una vez más. Las notas flotaban por la habitación. Recosté mi cabeza en su hombro y su voz se adaptó perfectamente al sonido del piano:
-Para la vampira más humana que el mundo ha tenido, la nana de Bella Swan.

Sonreí y suspiré. Ésa era yo, Bella Swan.


*Fin del Libro I*
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Sorry por subirlo tan tarde u.u espero adaptarme al horario de clases y poder subir a tiempo.
Aquí, termina el primer libro, éste fue narrado por Bella, y el siguiente por quién será? Por un lobito espectacular ^^ sí, lo quise hacer así un poco como Amanecer.
Bueno, recuerden dejar comentarios y recuerden que se dejan arriba de la entrada ^^
Este capi fue largo así que tiene que haber muchos coments, espero que les haya gustado :D

9 comentarios:

  1. Ahhhhh! Que bueno que estáaaaaaa!!! Te adoro chiquita! Sos divina! Mmmm... sólo llorar? ¬¬
    Jajajajaja!
    Muchos besos!!!
    Tenes simplemente demasiado talento para ser tan pequeña!
    Muchos besoooooos!!!!

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  2. Espectacular mi Robin, ya se porque tienes tanto talento siendo tan chiquita como dice Naty, es que eres un frasquito de talento concentrado. jajajajaja

    Te adoro, muchos besitos.

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  3. Mencanta esta historia!:)
    Espero que no haya otro trio amoroso con edward pk la historia ya es bastante complicada como para liarla más jeje tengo ganas de qe bella y jake se vuelvan a ver almenos poder ser amigos :(
    que triste todoo!!
    Enfin ya espero el siguiente capi y encima por jake genial:)

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  4. Mencanta esta historia!:)
    Espero que no haya otro trio amoroso con edward pk la historia ya es bastante complicada como para liarla más jeje tengo ganas de qe bella y jake se vuelvan a ver almenos poder ser amigos :(
    que triste todoo!!
    Enfin ya espero el siguiente capi y encima por jake genial:)

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  5. wow encerio wow no lo puedo creer amo tu libro y termine de morir cuando le dice " la nana de Bella Swan" enpese a respirar muy rapido y senti tantas gans de llorar, no lo puedo creer encerio te amo , amo tu libro ahhhh!!!!!!

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  6. oWW..!!!

    eSTA Geniiall El Capituulo.!

    Ojala yy prontoo sE encuentren
    JAke& Bella:)

    BEsos

    K.

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  7. No inventes, estubo super padre el cap. bueno el libro en general esta super chido, ahora nos falta conocerlo desde el punto de vista de Jake.

    FELICIDADES!!!!!!!

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  8. Te amo Robin... no te imaginas cuanto...

    Tu sabes lo mucho que Solsticio me mato. Te confieso que tengo 5 fanfics favoritos... y todos me gustan por igual... y Solsticio es uno de ellos... y ahora... DIOS!!! Cuarto creciente tambine esta ahi!! Es que lo veo como uno solo junto con solsticio!!

    En mi fic!! MIO!! la que mas lo ama!! YO!!!
    Desde fanfic.es!! AMO ESA HISTORIA

    Y queri darte las gracias por hacerme tan feliz con esta historia que uanque ultimamente me duele el corazon... se que desenlasara con un felices para siempre!!

    Gracias por tan hermosas ideas y por hacerme soñar siempre...

    Te amo Robin... y amo la saga de solsticio!! siempre!!

    Kokoro^^

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  9. TT__TT
    te juro qe lloree
    entonces bella llora ponzoñaD:
    ya qiero saber maasxD
    qiero saber qe pasa con edward & bella:D
    pero ya qqiero saber qe paso con jacob
    me gusta mucho tu historiaxD
    encerio:D
    seguire leyendo:D
    besos♥

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Robin Wolfe